domingo, 11 de noviembre de 2012

Recuperando el gusto por la línea de comandos

Como un ejercicio para no perder la práctica me he puesto a revisar por
enésima vez en la vida como emplear un editor de texto tan complejo a
primera instancia como vi. Para ser preciso, lo que estoy
usando ahora es ViM, pero las diferencias de uso en comparación
con otro tipo de editores como el cómodo nano son obvias y
abundantes.

Descubro además las amplias funciones que tiene la actualización y
creación de entradas en Wordpress por medio del correo electrónico,
cuyos detalles no explicaré dada la facilidad de localización de
los mismos en la ayuda correspondiente de este servicio de publicación
de bitácoras.

De tal manera, hacer posts correctamente formateados es una tarea de
sobra sencilla.

El programa de correo electrónico empleado es el austero pero confiable
Alpine, derivado de Pine que es de gran eficiencia en tanto lo que se lea
sea texto simple. Tiene la manera de desplegar archivos html, pero me da
la impresión de que ya cuando se trate de mirar un correo con archivos
adjuntos de imagen o alguna monería multimedia de la época actual tendrá
problemas de inmediato.

De esta manera puedo ejercitar estos conocimientos a la par de que me
pongo a actualizar estas páginas de vanidad de poca circulación, mientras
pongo a trabajar esta máquina ejecutando Debian (pueden ser sus últimos
esfuerzos, del hardware viejo no se puede confiar en absoluto).

Menos mal que me encontré una vieja guía para el empleo de vi,
porque admito que tendría problemas al recordar los comandos empleados
en el mismo, que el desuso de cualquier herramienta suele causar olvidos.

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